Es fácilmente comprobable que dos individuos en base a una misma experiencia y a unos mismos datos llegan con frecuencia a conclusiones diferentes, en la mayoría de los casos opuestas.

 

Existe también el hecho paradójico de un gran número de investigadores que creen seguir los protocolos del llamado “método científico”. Investigadores que trabajan con datos y razonamientos aparentemente correctos que les llevan a resultados aparentemente ciertos, pero realmente falsos.

 

Es conocido que una persona puede tener un altísimo cociente intelectual y al mismo tiempo estar desequilibrado.  De la misma forma, un científico puede manejar multitud de datos y conocimientos y sin embargo no tener una mente clara, motivo por el que llegaría a conclusiones erróneas con respecto al tema que investiga.

 

Y todo esto sucede porque la investigación científica se fundamenta sobre la creencia irracional de que el órgano humano de percepción de la realidad, la mente, funciona correctamente y sin fallos.

 

La ciencia usa el instrumento de percepción pero no sabe cómo entrenarlo ni calibrarlo para que sus percepciones sean fiables.

El saber científico actual no contempla que la influencia onírica inconsciente pueda perturbar la inteligencia del individuo y por lo tanto el resultado de sus investigaciones.

 

Para llegar a conclusiones e interpretaciones acertadas de los hechos y datos es necesario el desarrollo una inteligencia superior vigílica. Una inteligencia libre que no esté al servicio del programa onírico de la especie.

 

Así pues, el órgano de percepción humano solo puede funcionar de dos maneras, aunque existan graduaciones:

 

1º) No ser consciente y estar controlado y subyugado por el programa hipnótico inconsciente de la especie. Esta es la condición habitual del ser humano.

 

2º) Ser consciente y alcanzar una percepción real de las cosas en base a un estado de vigilia superior. Esta es la condición de la persona que ha despertado en mayor o menor medida al sueño de la existencia.

 

Solamente cuando el individuo se da cuenta de las tremendas limitaciones de su instrumento de percepción, es cuando se abre la puerta a la posibilidad de encontrar un sistema o medio que le permita mejorar su aparato cognoscitivo y liberarlo de los errores que le impiden alcanzar  los grados más elevados de eficiencia y claridad mental. Esto solo se consigue si se alcanzan estados de vigilia, de consciencia, superiores.

 

A este respecto, es necesario incidir en que el camino del desarrollo de la consciencia es un camino individual, no suceptible de ser estudiado ni de forma intelectual, ni en las mejores universidades del mundo.

 

Este trabajo espiritual es un proceso muy arduo y serio que solo puede abordarse con un trabajo personal, nunca colectivamente, y con la ayuda de un instructor cualificado que ya haya pasado por dicho proceso.