JUAN CARLOS: Maestro, ¿podrías explicar el papel que tiene la mente en el desarrollo espiritual?

 

MAESTRO: Dos personas habláis sobre un mismo tema y no os ponéis de acuerdo. Sois lo mismo y vuestra mente lo explica de manera diferente…

El mundo en que vivimos es el mismo y cada uno a través de su mente lo ve distinto…

Por lo tanto la clave está en LA MENTE… La destructora de lo real

 

JUAN CARLOS: ¡Que curioso que sea la Mente la solución y al mismo tiempo la Mente sea el problema!

 

MAESTRO: Esa es la grandeza de la dualidad y lo que tanto cuesta de entender desde la propia dualidad.

 

JUAN CARLOS: De ahí el «Estado de no Mente»»

 

MAESTRO: Así es. La forma más elevada de pensar es el no pensar.

 

JUAN CARLOS: ¿Pero, qué es exactamente la mente?

 

MAESTRO: La mente se la puede ver como una herramienta…como un instrumento de medición…Por ejemplo, como una báscula para medir el peso de los alimentos.  Si la báscula (la mente) está bien calibrada, entonces los pesos de los alimentos que peses serán correctos. Entonces podrás ver el mundo de una manera real. Pero si la báscula (la mente) está mal calibrada, entonces los pesos de los alimentos que peses serán incorrectos y no veras el mundo de manera real. De ahí la importancia de afinar y calibrar adecuadamente la mente.

 

Cuando varias personas debaten sobre cualquier aspecto de la existencia, el mundo, el Absoluto, política, etc. Lo que sucede es parecido a cuando se utilizan diferentes basculas para pesar alimentos y cada una de ellas da pesos diferentes… nunca coinciden… y sin embargo el peso de los alimentos es el que es.

 

Aquella báscula mejor calibrada será la que se aproximará más al peso real de los alimentos… Aquella mente mejor calibrada será la que se aproxime más a la verdad esencial…a la realidad objetiva de lo que sucede. La buena noticia es que entendiendo este principio y con el entrenamiento adecuado se pueden lograr milagros.