Las creencias son ese EGO del que tanto se habla y que se camufla para no ser detectado. La creencia es justo lo contrario del desarrollo de la consciencia. Sin embargo la gran mayoría de religiones y escuelas lo que premian es la FE, a la que se otorga además un papel de distinción: los que tienen fe son seres espirituales que se salvarán, mientras que los que no tienen fe no llevarán el mismo camino.
Detectar en nuestro interior las creencias que tenemos es uno de los trabajos alquímicos más valiosos que podemos hacer. El problema viene en que cuando te quedas sin creencias, ya no te queda nada a donde agarrarte, a donde sentirte seguro… te sientes indefenso y perdido. Y sin embargo es el camino: NO PUEDES ENCONTRARTE SIN ANTES HABERTE PERDIDO.
Las creencias son refugios creados por la mente para sentirse segura. Cuando las abandonas, lo primero que sucede es un viaje por el desierto. Un viaje duro en el que te falta el agua que alivie tu sufrimiento anímico de buscador espiritual. Pero si persistes en el camino, si no te dejas engañar por los espejismos propios del desierto, tarde o temprano aparecerá un Oasis en el que el alma encontrará confort.